Cuatro meses después de su operación de espalda, Marc-André ter Stegen volvió el pasado sábado a una convocatoria. Lo que hace apenas un año habría sido una noticia celebrada en Can Barça, hoy se ha convertido en un escenario delicado para todas las partes.
El conjunto azulgrana tiene definido su orden bajo palos: Joan García es el titular indiscutible y Wojciech Szczęsny parte como segundo portero. Para el alemán, en cambio, el contexto es muy distinto: su gran objetivo es defender la portería de Alemania en el próximo Mundial, y para ello necesita minutos… y continuidad.
Incluso Hansi Flick, poco dado a rodeos, lo ha reconocido públicamente: Joan García es mi portero número uno. Un mensaje reforzado desde la selección, donde Julian Nagelsmann fue igual de claro: Para ser titular en el Mundial, debe jugar.
De indiscutible a prescindible
Tras casi diez años y cerca de 430 partidos defendiendo la camiseta del FC Barcelona, pocos imaginaban este desenlace. El punto de inflexión llegó la temporada pasada, cuando una rotura del tendón rotuliano de la rodilla derecha le obligó a pasar por quirófano. Su regreso, en mayo, vino acompañado de tensión. Szczęsny había asumido la titularidad y Flick mantuvo su apuesta en los momentos clave, algo que no sentó bien al alemán.
Sus declaraciones en Bild, asegurando estar listo para volver, fueron interpretadas en el club como innecesarias y poco oportunas. A partir de ahí, el guardameta pasó a ser considerado transferible, iniciándose un pulso silencioso entre jugador y entidad.
¿La etapa final de una leyenda?
La intervención de Joan Laporta rebajó la tensión, pero el desgaste sigue presente. Con contrato hasta 2028, la realidad es que el club ha encontrado estabilidad sin él. Con interés desde la Premier League y la liga turca, la decisión ahora está en manos de Ter Stegen: resistir y pelear… o cerrar su etapa en el club donde ya es historia.
