El pasado fin de semana, durante el Celta de Vigo – FC Barcelona, el joven Lamine Yamal volvió a ser víctima de cánticos ofensivos y burlas procedentes de una parte de la grada de Balaídos.

LaLiga ha presentado una denuncia ante el Comité de Competición por los insultos dirigidos al extremo azulgrana, sumando un nuevo episodio preocupante que vuelve a empañar la imagen del fútbol español.
Un nuevo episodio contra Yamal
El ambiente en Vigo empezó con tensión y terminó cruzando todas las líneas. Tanto testigos como micrófonos captaron insultos racistas y mofas hacia Lamine Yamal cada vez que tocaba el balón o se acercaba a la banda.
El jugador mantuvo la compostura, sin responder a las provocaciones, aunque su gesto serio reflejaba algo evidente: el talento jamás debería acostumbrarse a la ofensa.

Los casos no son aislados. En estadios como Son Moix, Mestalla o El Sadar ya se han reportado episodios similares con jugadores jóvenes del Barça o de otros clubes.
LaLiga toma cartas en el asunto
Desde la organización presidida por Javier Tebas, se ha confirmado la remisión de un informe con pruebas de audio y vídeo. En su comunicado, LaLiga subraya que “condena cualquier conducta violenta, racista, xenófoba o intolerante en los estadios”, reafirmando su compromiso con erradicar estos comportamientos.
Aun así, muchos aficionados y analistas coinciden en que las sanciones no están siendo suficientes. En la mayoría de los casos, las consecuencias se limitan a multas económicas que no disuaden a los grupos más radicalizados.
Un problema que va más allá del fútbol
Los ataques hacia Yamal reflejan un problema estructural: intolerancia, desconocimiento y una falta preocupante de educación en valores. Figuras destacadas del fútbol español como Iker Casillas o Carles Puyol han denunciado en numerosas ocasiones este tipo de comportamientos, reclamando “medidas ejemplares y rápidas”.

Sin embargo, las instituciones siguen respondiendo con una lentitud que contrasta con la urgencia del problema. La repetición de estos casos evidencia que la prevención y la formación deben ser el eje del cambio.
Cómo se puede evitar
Los expertos en integridad deportiva apuntan a varias líneas de actuación prioritarias:
- Colaboración entre clubes, federaciones y administraciones para reforzar entornos seguros y respetuosos.
- Protocolos claros: suspensión inmediata del partido si se detectan cánticos racistas o humillantes.
- Educación en valores: campañas continuas y programas formativos en categorías inferiores.
- Identificación y expulsión definitiva de los aficionados reincidentes.

Conclusión
El fútbol, como reflejo de la sociedad, necesita asumir que el talento debe ser protegido, no señalado ni castigado. El caso de Lamine Yamal en Balaídos como tantos otros antes recuerda que queda un largo camino por recorrer para erradicar estas actitudes.
Yamal respondió con silencio. Ahora le toca a LaLiga y a los clubes convertir las denuncias en acciones reales y ejemplares.