Fútbol en estado puro
La mayoría de los delanteros viven por y para el gol. Lo necesitan tanto como el respirar, encontrando en el fondo de la red, el único fin posible a su destino. Pero también, está Lamine Yamal, un jugador que entiende el fútbol como un lenguaje más amplio, un arte donde el gol es solo un matiz más de una consecuencia, poder desplegar todo su genio.

Con 16 G+A en LaLiga, Lamine es pausa y vértigo. Un fino trazo en una jugada caótica, una sinfonía dentro de un deporte que en ocasiones, es solo ruido. Su capacidad de desequilibrio no necesita realmente de estadísticas, ya que no hay cifra capaz de medir todo lo que genera cada vez que recibe el balón pegado a la banda. No es un delantero, no es un mediapunta, no es un extremo clásico. Es, simplemente, un genio del fútbol.
El peso de una estrella que deslumbra
Su último gol fue en el Santiago Bernabéu, en aquel 0-4 histórico ante el Real Madrid. Desde entonces, ha pasado bastante tiempo sin que su nombre aparezca en la lista de goleadores de la competición. Pero, ¿realmente lo necesita?
En su último partido ante la Real Sociedad, volvió a dar una lección de fútbol sin necesidad de marcar. Regates que partían defensas en dos, pases imposibles y la valentía de encarar una y otra vez. En un equipo donde la presión es constante y la necesidad de un líder se siente en cada jugada, Lamine juega con la templanza de un veterano. No se esconde, no duda, y cuando el equipo lo necesita, está dispuesto a asumir la responsabilidad.

Y es que, si hay una acción que ayer resume el fútbol de Lamine Yamal, es la que dio origen al primer gol del Barça del 4-0 frente a la Real. El balón llegó a sus pies en banda derecha, y como en cada partido, tenía a dos rivales encima. Con una mezcla de habilidad y sangre fría, se deshizo de ambos con velocidad y un regate eléctrico, dejando por los suelos a Javi López dentro del área antes de filtrarle un pase a Dani Olmo, que terminó asistiendo a Gerard Martín para el 1-0. Una jugada «Made in La Masia», que no entra en los libros de estadísticas como un gol, pero que sin ella, el tanto no habría existido. Es fútbol en estado puro.
Más allá de las estadísticas, la esencia de un genio
Regate, visión, personalidad e inteligencia sobre el terreno de juego, éstas son las mejores armas que Lamine domina con una naturalidad pasmosa. Pese a no conseguir ese ansiado gol incitado por la campaña de acoso y derribo de ciertos medios, con su capacidad de regate, fijar contrarios, filtrar pases y buscar espacios, permitió que el FC Barcelona aspirase a la victoria, encontrando soluciones y caminos donde no parecían existir.
No marca todos los fines de semana, pero cada jugada de peligro lleva su nombre. Sus asistencias, generación de juego e influencia en el ataque lo convierten en un futbolista especial, mejorando todo lo que sucede en el campo. En un equipo en plena transición ascendente, con una mezcla de juventud y experiencia, Lamine Yamal se ha convertido en el referente. No solo por lo que hace con el balón, sino por lo que provoca sin él.

Su forma de jugar inspira, y su forma de entender el fútbol refleja el ADN Barça, con un estilo de juego basado en el toque, la creatividad, el atrevimiento y el fútbol de calle. En un deporte donde los números suelen dictar el éxito, él demuestra que la grandeza va más allá de las estadísticas. Por ello, juega con la serenidad de quien sabe que su talento no necesita del gol para brillar. Donde cada toque es una declaración de intenciones, y cada regate, un último aliento de confianza.
Un legado que trasciende el gol
A sus 17 años, Lamine no se esconde, no teme al error. En una era donde la inmediatez premia a los goleadores, nos recuerda que el fútbol no es solo velocidad o habilidad con el balón en los pies, es la capacidad de desequilibrar con una pausa, un regate o un pase que rompa líneas. Su juego es arte, es inteligencia, es pura magia en movimiento, por y para el fútbol.

El gol volverá, al igual que vuelve la marea, pero su grandeza no será la que dependa de ello. Por ello Lamine Yamal, es el artista, de un arte más allá del gol.
Antonio Blesa logra capturar en su texto la esencia del fútbol como una expresión artística, elevando la figura de Lamine Yamal más allá de las estadísticas y los goles. Su prosa no solo describe, sino que transmite emoción, destacando la inteligencia y la magia que el joven talento aporta al juego. Es un enfoque que va más allá del resultado, poniendo en valor la creatividad y la belleza del fútbol como espectáculo. Un reconocimiento merecido a un jugador que, con cada toque de balón, transforma el deporte en arte.
Es difícil trasmitir con tus palabras algo tan sencillo de ver y que exista gente que no valore lo que es como jugador, espectacular 👏🏻
Lamine Yamal, es muy joven para valorar su juego, tiene una izquierda prodigiosa, tiene talento futbolistico, regate, visión de juego, entrega, generosidad, en fin que más se le puede pedir a un chico de 17 años el gol para el no tendría que ser relevante, es mi opinión
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