El Comité ha rechazado el recurso presentado por el club para retirar la sanción a Hansi Flick, quien no podrá sentarse en el banquillo durante el Clásico. La decisión deja al equipo sin el míster, apenas días antes de la cita en el Santiago Bernabéu.
La sanción y el recurso
El origen de la sanción se remonta al último encuentro contra el Girona, donde Flick fue expulsado tras recibir una doble tarjeta amarilla. La primera llegó por protestar una decisión arbitral, mientras que la segunda fue consecuencia de una celebración que el árbitro consideró inapropiada.
El Barça presentó un recurso alegando que el informe arbitral no reflejaba con precisión lo ocurrido y que la segunda amarilla fue una interpretación desmedida del colegiado.
Sin embargo, el Comité de Competición determinó que no existían “pruebas materiales claras” que contradijeran la versión del árbitro, manteniendo al técnico inhabilitado en el Clásico.
La respuesta del FC BARCELONA
Desde el entorno azulgrana no ocultaron su malestar. Consideran que la sanción es “injusta” y que se trata de una nueva muestra del trato desigual hacia el Barça en materia disciplinaria.
El club no descarta acudir al Comité de Apelación para intentar revertir la decisión, aunque el tiempo juegue en contra. Mientras tanto, Flick deberá presenciar el partido desde la grada, dejando la dirección técnica en manos de su segundo, Marcus Sorg.
Un Clásico con un condicionante extra
La ausencia del entrenador no es un detalle menor. Desde su llegada, ha tenido un impacto en la estructura táctica y en la confianza de varios jóvenes como Lamine Yamal, Fermín López y Cubarsí. Su visión desde el banquillo es clave para la evolución, y su ausencia podría alterar el desarrollo del partido, especialmente en los momentos de tensión.
El cuerpo técnico ha trabajado durante la semana para dejar todo planificado al detalle, buscando que la preparación mental y estratégica no se vea afectada. Se espera que Flick mantenga comunicación con el staff a lo largo del partido, aunque las normas limitan su intervención durante los 90 minutos.
El objetivo es claro: dar un golpe de autoridad en el Bernabéu y demostrar que, incluso sin su entrenador en el banquillo, el Barça sigue siendo un equipo capaz de luchar y competir al más alto nivel.
