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El Barça asalta Sevilla y ejerce presión por el liderato


El Barça no falla en su visita al Sánchez Pizjúan, golea al Sevilla (1-4) y mete presión a Real Madrid y Atlético en la pugna por el campeonato. Lewandowski abrió el marcador. Fermín, que entró en el segundo tiempo, desatascó el partido con el segundo gol y fue expulsado 16 minutos después. Raphinha marcó un gol y asistió en otro para prolongar su brillante estado de forma, Eric García puso la guinda en el último minuto reglamentario. Pedri firma, de nuevo, un partido soberbio.

Raphinha, Fermín y Koundé celebran el 1-3 | Fuente: Barça Blaugranes

Una primera parte atascada

El partido arrancó con un ritmo frenético, sin dar respiro a ninguno de los dos equipos. Desde el pitido inicial, el Sevilla mostró una actitud agresiva, presionando alto y buscando incomodar la salida de balón del Barcelona. Sin embargo, los azulgranas supieron manejar la intensidad inicial del conjunto hispalense y, con su característico juego combinativo, comenzaron a tejer sus primeros ataques. A los siete minutos de juego, un saque de esquina bien ejecutado por el Barça terminó con un cabezazo de Iñigo Martínez que, tras un leve desvío en la defensa sevillista, llegó a Lewandowski. El delantero polaco, con su olfato goleador intacto, definió con frialdad para poner el 0-1 en el marcador.

El Sánchez Pizjuán no se dejó amedrentar. Con la resaca del primer gol, el Sevilla sacó de centro y, con apenas tres toques, desarticuló a la defensa culé. Lukebakio avanzó por la banda derecha con velocidad, aprovechando un ligero desajuste en la zaga rival. Su centro preciso al área encontró a Rubén Vargas, quien con un remate seco y ajustado al palo batió a Szczesny. Apenas habían pasado 25 segundos desde el gol del Barça y el Sevilla ya había restablecido la igualdad. La euforia sevillista contrastaba con la incredulidad en las filas azulgranas, que no esperaban una respuesta tan inmediata.

Lewandowski anota el 0-1 | Fuente: El Correo

Poco después del empate, Ronald Araujo sufrió una lesión tras un choque con Saúl Ñíguez, lo que obligó a Flick a realizar una sustitución temprana. Pau Cubarsí ingresó al campo, mostrando solidez y madurez en la zaga durante el resto del encuentro.

El ritmo del partido no decreció tras estos dos goles iniciales. El Sevilla, envalentonado por el empate, trató de aprovechar el impulso anímico para seguir atacando. Saúl Ñíguez y Sow se adueñaron momentáneamente del centro del campo, dificultando la construcción de juego del Barça. En cambio, los de Hansi Flick respondieron con posesiones largas para intentar calmar la tormenta. Lewandowski, Pedri y Lamine Yamal empezaron a asociarse con más frecuencia, buscando grietas en la defensa sevillista, aunque los de García Pimienta plantearon una defensa muy compacta y dificultó la circulación de balón con el paso de los minutos, prometiendo una noche de emociones fuertes en Nervión.

Rubén Vargas celebra el gol del empate | Fuente: El Correo de Andalucía

Festival de goles en la segunda parte

Tras un primer tiempo de alta intensidad y con el Sevilla plantando cara, el Barcelona salió del vestuario con las ideas más claras y decidido a imponer su dominio. Hansi Flick, consciente de la necesidad de mayor efectividad en campo rival, realizó un ajuste táctico clave al dar entrada a Fermín por Gavi, buscando más llegada desde segunda línea. El joven centrocampista no tardó en justificar la decisión del técnico: en el primer minuto de la reanudación, Pedri recibió en la frontal del área y, con su característico temple, levantó la cabeza y sirvió un centro milimétrico al corazón del área. Allí apareció Fermín, con un poderoso salto, para conectar un cabezazo preciso que se coló junto al poste derecho de Nyland. El gol supuso un duro mazazo para el Sevilla, que hasta ese momento había competido de igual a igual.

Con el 1-2 en el marcador, el Barça ganó en confianza y comenzó a desplegar su mejor fútbol. Pedri, convertido en el faro del equipo, asumió el liderazgo en el mediocampo, asociándose con Frenkie de Jong para romper líneas con su visión y calidad técnica. Lamine Yamal, hasta entonces contenido por la defensa sevillista, comenzó a encontrar espacios y a encarar con más decisión por la banda derecha, generando peligro constante. Fue precisamente en una combinación entre De Jong y Yamal cuando llegó el tercer tanto culé: tras una rápida circulación de balón, el extremo encontró a Raphinha en el vértice del área, y el brasileño, con un recorte sutil hacia dentro, colocó un disparo teledirigido al palo largo, imposible para Nyland.

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Fermín López celebra con Balde y Raphinha el 1-2 | Fuente X: @4KMHQ

El 1-3 dejó tocado al Sevilla, que empezó a notar el desgaste físico y se vio incapaz de reaccionar ante la superioridad azulgrana. Gudelj y Sow intentaron recomponer el centro del campo sevillista, pero la precisión y movilidad de los jugadores del Barça los superaba en cada posesión. Con la ventaja consolidada, y con uno menos, el equipo de Flick optó por controlar el ritmo del partido, manteniendo largas posesiones que desesperaban al conjunto hispalense. Eric García aprovechó un centro, a balón parado, de Raphinha en los últimos minutos y anotó el cuarto y definitivo de cabeza. El Barcelona no solo había encontrado la manera de desatascar el partido, sino que además lo estaba sentenciando con una exhibición de juego colectivo y pegada.

Pedri brilla con luz propia

En medio del vendaval ofensivo del Barça, hubo un nombre que brilló con luz propia sin necesidad de acaparar los focos: Pedri, el héroe silencioso. El canario volvió a demostrar por qué es el cerebro de este equipo, manejando los tiempos del partido con una madurez impropia de su edad. Su capacidad para leer el juego, girar entre líneas y filtrar pases imposibles fue clave para desatascar un duelo que se presentaba espinoso.

No solo asistió con maestría en el gol de Fermín, sino que también participó activamente en la jugada del tanto de Raphinha, dictando con precisión quirúrgica el ritmo de los ataques azulgranas. Más allá de su talento con el balón, Pedri ofreció un derroche de sacrificio en defensa, recuperando balones y ayudando a De Jong en la presión tras pérdida. Su fútbol es el de la elegancia y la inteligencia, ese que no siempre se mide en números, pero que resulta determinante en cada victoria del Barcelona. En el Sánchez Pizjuán, sin necesidad de levantar la voz ni de firmar su nombre en la lista de goleadores, fue el arquitecto de una de las victorias más importantes de la temporada.

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Pedri en conducción de balón | Fuente X: @4KMHQ

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