Eric García es, sin discusión, una de las grandes sorpresas de la temporada en el FC Barcelona. Su polivalencia, su madurez táctica y su rendimiento sobresaliente han llevado al club a acelerar su renovación. El de Martorell atraviesa el mejor momento de su carrera: es titular indiscutible pese a la enorme competencia interna y la Selección Española sigue muy de cerca su evolución. Para muchos, sería incomprensible que no estuviera en la lista del Mundial si mantiene este nivel. Y con razón.

Cuando fue titular en la primera jornada de Liga, relegando a Jules Koundé al banquillo, surgieron dudas sobre la decisión de Hansi Flick. Hoy ya no las hay: su presencia en el once es innegociable. El técnico lo vio antes que nadie y el club quiere blindarlo cuanto antes, especialmente ante el interés de clubes como el PSG, con un contrato hasta 2030 encima de la mesa.
Una vida de blaugrana… con una pausa obligada
Eric llegó al FC Barcelona con solo 7 años y recorrió toda La Masia como capitán en prácticamente todas las categorías.
En 2017, sin un plan claro para él dentro del club, se vio casi obligado a marcharse para crecer. Su destino fue el Manchester City de Pep Guardiola, donde vivió un primer año complicado y dos posteriores con minutos muy limitados. Aun así, su profesionalidad y carácter lo mantuvieron firme.

Su regreso al Barça en 2021 se facilitó por su condición de agente libre, un alivio para un club en crisis económica. Él nunca dudó: su objetivo era triunfar en el Barça. Y lo dejó claro desde el primer día:
“Este es el final del camino. El primer equipo del Barcelona.”

Pico y pala: la cesión que lo cambió todo
Tras dos temporadas positivas, la situación económica del club llevó a buscar soluciones urgentes. La cesión al Girona, sin opción de compra, se convirtió en el movimiento ideal. La conversación con Míchel fue determinante:
“Es un estilo de juego al que estoy acostumbrado.”
En Montilivi firmó un año extraordinario y fue clave en el histórico Euro al Girona. Allí se consolidó como un defensa moderno: técnico, inteligente en la anticipación, fiable con balón y elegante en la salida. Un perfil que recuerda inevitablemente a Gerard Piqué.

Ese crecimiento, unido a su versatilidad como central, lateral e incluso pivote, ha convencido al conjunto culé: tras años de idas y venidas, su sitio está en la Ciudad Condal.
Eric García se ha ganado esta renovación. A pulso. Con fútbol. Con carácter. Y con una historia que aún está por escribir.