La RFEF hizo oficial la desconvocatoria de Lamine Yamal apenas unas horas después de su incorporación a la concentración de la Selección Española. Tras varios días de dudas que parecían disiparse con su citación, el “10” regresa a Barcelona por una pubalgia que continúa sin darle tregua.

Mientras en la Selección existe cierta incredulidad ante la situación, en el FC Barcelona se respira tranquilidad: consideran que se ha tomado la decisión correcta para proteger al futbolista.
Déjà vu
La historia se repite por segundo mes consecutivo, y eso es exactamente lo que más incomoda en la Federación. Es la segunda desconvocatoria seguida del extremo azulgrana justo después de ser llamado. En el episodio anterior, el Barça argumentó nuevas molestias en la misma zona tras jugar casi todo el partido de Champions frente al PSG.

La molestia ahora es mayor porque Lamine llega en un nivel completamente diferente al de hace un mes: ha recuperado su atrevimiento, desborde, finura en el uno contra uno y capacidad de llegada. Está otra vez en modo estrella, aunque con matices que exigen prudencia.
CERO COMUNICACIÓN
El conflicto no nace de esta concentración. La tensión entre ambas entidades se arrastra desde aquel cruce público entre Hansi Flick y Luis de la Fuente, cuando el técnico del Barça reprochó a la Selección “no cuidar” a Lamine y forzarle físicamente. De la Fuente respondió acusándole de “falta de empatía”, sin imaginar que sus palabras abrirían una grieta tan profunda.
“No hay conflictos con Flick. Simplemente me quedé sorprendido con sus manifestaciones porque él fue seleccionador y pensé que tendría esa empatía”.

Una simple llamada, a tiempo, podría haber evitado un enfrentamiento público inédito en el fútbol español reciente.
Procedimiento médico “fantasma”
La gota que colmó el vaso llegó esta semana: Lamine se sometió a un procedimiento invasivo de radiofrecuencia el mismo lunes, coincidiendo con el inicio del trabajo en Las Rozas, sin que los servicios médicos de la Federación fueran informados previamente.
La reacción fue inmediata y se plasmó en un comunicado contundente. La RFEF asegura que no recibió el informe médico hasta las 22:40 del día anterior, criticando tanto el cuándo como el cómo se trasladó la información.
El comunicado se cerró deseándole una “pronta y completa recuperación”.
La respuesta del FC Barcelona no tardó:
“Los servicios médicos del club están en constante comunicación con la RFEF”.
Un cruce de versiones que evidencia un problema mayor: no hay sincronía ni confianza entre las partes.
El gran objetivo: 2026
Todas las partes coinciden en algo: Lamine Yamal debe llegar en perfectas condiciones al Mundial 2026.
Su figura es imprescindible para los planes de España y para el proyecto deportivo del Barça, y eso abre dos posturas:
- hay quien piensa que debe mantenerse al margen de las convocatorias menores hasta recuperarse al 100%;
- otros temen que este camino siente un precedente peligroso en la relación club–selección.
Conclusión
Lo único claro es que todos quieren cuidarle, y que Lamine Yamal no tiene culpa de nada. El extremo es víctima de una guerra institucional que debería resolverse con comunicación y prioridades compartidas.
España lo necesita. El Barça también. Y el fútbol, más aún.