En una temporada marcada por los cambios y la búsqueda de equilibrio defensivo en el FC Barcelona, un nombre ha emergido desde el silencio con paso firme: Eric García. El central catalán, formado en La Masia, ha pasado de ser una pieza secundaria a convertirse en una de las grandes sorpresas del proyecto de Hansi Flick, consolidándose como un valor fiable, táctico y estratégico dentro de la zaga azulgrana.
Un dulce regreso
Tras su destacada cesión en el Girona FC bajo el mando de Míchel, el central regresó al conjunto culé la pasada temporada con el objetivo de demostrar que podía tener un lugar en el eje defensivo.
Pese a un curso anterior en el que fue mayoritariamente suplente, la salida de Íñigo Martínez rumbo al fútbol árabe abrió una oportunidad que Hansi Flick no dudó en aprovechar. El técnico alemán tenía claro quién sería su nuevo pilar defensivo.

Desde el primer día, Flick vio en Eric algo más que un simple recambio. En su modelo de juego basado en la presión alta, la salida limpia desde atrás y la inteligencia táctica el de Martorell encajaba como un guante. Su lectura de juego, serenidad con el balón y madurez competitiva lo han convertido en uno de los jugadores más útiles del nuevo Barça.
Polivalencia y fiabilidad: el “comodín” de Flick
Uno de los mayores méritos del defensa esta temporada ha sido su versatilidad. Aunque su posición natural es la de central, Flick no ha dudado en emplearlo como lateral derecho e incluso como pivote defensivo en ciertos partidos. En todas las demarcaciones ha respondido con solidez y criterio.
Su comprensión táctica y capacidad de adaptación le han permitido ser el “jugador recurso” que el técnico necesitaba para mantener el equilibrio. Ha sido clave en momentos de crisis por lesiones o rotaciones, y los números lo avalan: más de 1.500 minutos disputados y una media de cinco recuperaciones por encuentro, según datos del club. Un defensor moderno, que sabe anticipar, salir jugando y mantener el orden con madurez y constancia.
El rol tras la salida de Iñigo Martínez
La marcha de Íñigo Martínez dejó un vacío de experiencia en la defensa, y muchos dudaban de si el Barça podría cubrirlo internamente. La respuesta llegó desde dentro: Eric García asumió el reto con naturalidad y disciplina. Sin grandes alardes, pero con la consistencia que Flick tanto valora, se ha convertido en una alternativa fiable junto a Ronald Araújo, Jules Koundé y Pau Cubarsí, entre otros.

En varios encuentros clave, tanto en LaLiga como en la Champions League, el defensa ha mostrado un crecimiento notable. Su anticipación y lectura del juego le han permitido corregir situaciones comprometidas. Además de aportar ocasionalmente en ataque: cinco goles y tres asistencias esta temporada, una cifra nada común para un zaguero.
Su renovación, cuestión de tiempo
Su valoración no ha pasado desapercibido. Con contrato hasta 2026, el club catalán ya trabaja en una renovación que lo vincularía hasta 2030, según confirman fuentes cercanas a la dirección deportiva. Deco y Hansi Flick coinciden en un punto: Eric García no es transferible. Es una pieza esencial en el nuevo ciclo azulgrana

Por su parte, el jugador ha dejado clara su intención de seguir. Su vínculo emocional con el club, su crecimiento bajo el mando del técnico alemán y el buen ambiente del vestuario refuerzan su deseo de continuar defendiendo la camiseta blaugrana.