El presidente Joan Laporta dejó varios mensajes contundentes en la Asamblea de Compromisarios celebrada este domingo. Más allá de su habitual defensa del club y lo que representa, el dirigente repasó la situación económica, institucional y el avance de las obras del Spotify Camp Nou, además de ratificar figuras clave en el proyecto azulgrana.

LUCES Y SOMBRAS EN EL ASPECTO ECONÓMICO
El gran reto sigue siendo reconstruir lo que otros dejaron en ruinas. Bajo la actual Junta, el club presenta un balance positivo y sostenible en ingresos por patrocinios, ticketing y merchandising, alcanzando una cifra récord de 994 millones de euros.
Pese a que los gastos de explotación (965 millones) superan lo presupuestado, los ingresos también lo hacen, dejando un resultado neto negativo de 17 millones, una pérdida controlada que Laporta promete vigilar “con lupa”.

La deuda patrimonial asciende a 153 millones, aunque la masa salarial se mantiene dentro del límite del fair play (54% de los ingresos), un dato “aceptable” en el contexto actual.
El 80% de los compromisarios aprobó las cuentas, y Laporta no dudó en sacar pecho:
“La mejora es evidente; quien no lo vea es porque no quiere”.
Nike y Spotify, los grandes alivios
El acuerdo con Nike hasta 2038, valorado en 1.700 millones de euros, y los naming rights con Spotify garantizan estabilidad a largo plazo y suponen una importante inyección de oxígeno financiero.
Orgullo e identidad institucional
Laporta reafirmó su mensaje:
“El Barça es y será de los socios. No somos una empresa, somos un sentimiento”.

Crítico con las voces externas, volvió a su discurso de siempre:
“Contra todo y contra todos”.
El regreso al Camp Nou, cada vez más cerca
El presidente confirmó que el club ya dispone de la licencia 1A y que el regreso se producirá con la licencia 1B, que permitirá un aforo de 45.000 espectadores.
La vicepresidenta Elena Fort se mostró optimista: “Ya lo tenemos aquí. No es un sueño, es una realidad”. Además, aseguró que la grada de animación estará presente “desde el minuto cero” en el nuevo estadio.

Pese a los roces con el Ayuntamiento de Barcelona, Laporta zanjó el tema con un gesto conciliador: “Pelillos a la mar”.
Si alguien salió reforzado de esta Asamblea, fue él. Laporta se va con el respaldo total de los socios y la sensación de que su liderazgo sigue firme de cara a las próximas elecciones.