El Giuseppe Meazza acogía una noche llamada a ser histórica. La vuelta de semifinales de Champions League entre Inter de Milán y FC Barcelona llegaba con un trepidante 3-3 en la ida y una eliminatoria completamente abierta. Lo que nadie imaginaba es que viviríamos uno de los partidos más vibrantes, dolorosos y memorables de los últimos años.
Primera parte
El encuentro arrancó bajo un guion esperado: el Barça, fiel a su identidad, monopolizó el balón desde el inicio, mientras que el Inter se replegaba en bloque bajo, esperando el error para golpear al contraataque. Durante el primer cuarto de hora, los de Hansi Flick se mostraron concentrados, agresivos y con un Lamine Yamal muy activo, aunque excesivamente vigilado. Pero las llegadas no terminaron de cristalizar.
A partir del minuto 16, el Inter empezó a crecer. Con posesiones más largas y transiciones más limpias, el conjunto de Simone Inzaghi empezó a intimidar la portería azulgrana. Y en un robo en campo contrario, llegó el golpe: Lautaro Martínez empujó a placer un balón tras una pérdida peligrosa del Barça. 1-0.

Lejos de hundirse, el FC Barcelona reaccionó con temple. Ferran Torres y Dani Olmo rozaron el empate en dos ocasiones claras, pero la definición no acompañó. El Barça adelantó aún más la línea defensiva para presionar arriba, pero ese riesgo acabó costando caro: otra transición rápida del Inter dejó a Cubarsí en una acción comprometida con Lautaro. El árbitro no vio penalti en directo, pero el VAR corrigió. Calhanoglu convirtió el 2-0 desde los once metros.
Un castigo excesivo para lo visto: el Barça jugaba mejor, pero el Inter golpeaba con una efectividad quirúrgica.
Segunda parte
El Barça salió sabiendo que necesitaba una gesta mayúscula: remontar un 2-0 en el Meazza. Y la esperanza revivió pronto. En el min 54’, Eric Garcia fusiló la red tras una asistencia magnífica de Gerard Martín, devolviendo al Barça al partido.
El equipo se encendió. Europa volvió a ver al Barça campeón: presión alta, ritmo, coraje. El propio Eric tuvo el 2-2, pero Sommer realizó una parada milagrosa.
El empate llegó seis minutos después: nuevo centro perfecto de Gerard Martín y Dani Olmo apareció para silenciar Milán. 2-2. La eliminatoria ardía. Stamford Bridge, Londres, París, lo que fuera: toda Europa volvía a mirar al Barça.

Y el delirio llegó en el min 87’. Tras dos remates consecutivos, Raphinha mandó el balón a la red y desató la locura azulgrana. 2-3. El Barça estaba en la final. Era real.
Pero el fútbol, el más bello y cruel de los deportes, tenía un último giro. En el 93’, un centro tenso de Dumfries acabó empujado por Acerbi, devolviendo al Inter al partido. 3-3. El mismo resultado que en la ida. Golpe durísimo.
Prórroga
Los 30 minutos extra comenzaron con un partido roto, físico y emocional, un contexto que favorecía más al Inter que al Barça. Y en el 99’, Frattesi aprovechó una acción suelta en el área para firmar el 4-3.

Esta vez sí, el Barça acusó el golpe. Aun así, en la segunda parte de la prórroga volvió la versión valiente, asociativa y ambiciosa del equipo. Lamine Yamal, incansable, lo intentó una y otra vez, pero Sommer completó una actuación legendaria que apagó el sueño culé.
Un adiós cruel… pero un Barça que vuelve a levantar Europa
El FC Barcelona queda eliminado en una noche épica, injusta y memorable. Pero este equipo ha demostrado carácter, identidad y orgullo: dos partidos colosales, fútbol de altura europea y una remontada que solo los grandes pueden firmar.
El sueño europeo termina aquí, pero la temporada sigue viva: doblete nacional al alcance, con la Copa del Rey conquistada y la Liga que se resolverá contra el Real Madrid.

Con apenas un año al frente, Hansi Flick ha devuelto al Barça la competitividad, el respeto y la sensación de que este club puede ganarle a cualquiera en Europa. Caer así duele… pero reafirma que el camino es el correcto.