El FC Barcelona visita Butarque para medirse al CD Leganés en un duelo crucial de LaLiga. El equipo blaugrana llega con la moral por las nubes tras su contundente victoria en Champions ante el Borussia Dortmund, pero no puede permitirse ningún despiste ante un rival que ya sabe lo que es amargarle la fiesta. Con pocas jornadas por delante y una ventaja que aún no es definitiva, los de Hansi Flick tienen la obligación de seguir sumando de tres para mantener a raya al Real Madrid en la lucha por el título.

Tras el subidón de la Champions
El pasado miércoles, el FC Barcelona vivió una de sus noches más gloriosas de los últimos años. Con un juego arrollador y una intensidad que rozó la perfección, los culés aplastaron al Borussia Dortmund por 4-0 en los cuartos de final de la Liga de Campeones, sellando así su pase a las semifinales del torneo. Fue una actuación coral en la que brillaron tanto las figuras consolidadas como las jóvenes promesas: Lewandowski volvió a ser letal en el área, Lamine Yamal maravilló con su desparpajo, y Szczesny se mostró infranqueable bajo palos.
Más allá del resultado, el partido dejó sensaciones muy positivas. El equipo no solo dominó en el marcador, sino que también lo hizo en el juego, mostrando una madurez competitiva que había estado en duda durante gran parte de la temporada. Flick ha conseguido reconstruir una estructura sólida en torno a un núcleo joven y talentoso, combinando la experiencia de los veteranos con la frescura de los más jóvenes. La conexión entre líneas, el ritmo de balón y la presión tras pérdida fueron aspectos que rozaron la excelencia en una noche para el recuerdo.

Sin embargo, el gran reto ahora es mantener esa misma concentración y determinación en el plano nacional. No es la primera vez que un gran partido europeo genera una desconexión temporal en LaLiga, y el cuerpo técnico es consciente del peligro que representa bajar mínimamente la guardia ante rivales que no perdonan. La historia reciente del Barça está llena de ejemplos donde la euforia continental terminó traduciéndose en tropiezos inesperados en liga. Evitar esa trampa es clave.
Además, este tipo de partidos tras una noche de Champions siempre ponen a prueba la profundidad de plantilla. Hansi podría introducir rotaciones para dar descanso a algunos titulares, pero sabe que el equipo no puede permitirse un solo paso en falso. La energía debe renovarse rápidamente, porque aunque la Champions deslumbra, LaLiga sigue marcando el pulso del día a día. Ganar en Butarque tras una noche tan exigente sería un claro mensaje de madurez y ambición.
El antecedente contra el Leganés: la espina del 0-1
Si hay un partido que dolió especialmente al barcelonismo esta temporada, fue el de la primera vuelta ante el Leganés. Aquella inesperada derrota en casa por 0-1 encendió todas las alarmas, no solo por el resultado sino por la imagen ofrecida por el equipo. Sin profundidad, sin ideas y con una alarmante falta de intensidad, el Barça fue incapaz de doblegar a un Leganés que supo esperar su momento y castigó con eficacia en una de sus escasas llegadas.
Ese revés marcó un antes y un después en la temporada azulgrana. Fue una de esas derrotas que escuecen y que obligan a replantear muchas cosas. Hansi Flick reconoció tras aquel encuentro que el equipo no había estado a la altura, y a partir de ahí se empezaron a ver algunos cambios tácticos y en la actitud del grupo. La gestión de los minutos, la reubicación de ciertos jugadores y la consolidación de jóvenes en el once fueron algunas de las respuestas a ese tropiezo inesperado.

El recuerdo de ese partido sigue fresco en la memoria del vestuario culé, que lo utiliza como motivación adicional para el choque de este sábado. Hay ganas de revancha, pero también de demostrar que el equipo ha madurado desde entonces. Butarque no es un campo fácil —pocos grandes han salido airosos en los últimos años—, pero el Barça llega en un momento completamente distinto, con la moral alta y el juego más afinado.
Por parte del Leganés, ese triunfo en Montjuïc fue un punto de inflexión que les dio confianza en su pelea por la salvación. Los dirigidos por Borja Jiménez han demostrado ser un equipo compacto, con una defensa ordenada y peligro al contragolpe. No regalarán nada, y saben que un empate o una victoria frente al Barça podría ser clave en su lucha por mantenerse en la categoría. Se avecina un duelo tenso y táctico, donde los detalles marcarán la diferencia.
A seguir ampliando distancia en LaLiga
Siete jornadas por delante, LaLiga entra en su fase más decisiva. El FC Barcelona lidera la tabla con una ligera ventaja, de 4 puntos, sobre el Real Madrid, pero sabe que cualquier tropiezo puede cambiar el panorama en cuestión de días. Por eso, el encuentro en Butarque tiene una importancia capital: ganar supondría seguir dependiendo de sí mismos, y meter presión a un Madrid que tampoco tiene un calendario sencillo en las próximas semanas.
Flick ha insistido en las últimas semanas en que el equipo no puede permitirse mirar más allá del siguiente partido. La Champions genera ilusión, pero LaLiga es el pan de cada día, y alzar el trofeo liguero sería una muestra clara de regularidad y consistencia. Además, el triplete se ha convertido en una posibilidad real, y no hay mejor forma de mantener esa ambición que sellando victorias como visitante ante equipos que luchan por no descender.

A nivel interno, la plantilla se encuentra en un buen momento físico y anímico. El cuerpo técnico ha logrado dosificar esfuerzos y mantener un equilibrio entre experiencia y juventud que ha dado sus frutos.
Cada punto vale oro, y el Barça no puede permitirse dejar escapar ninguno. Enfrentarse al Leganés, en su estadio y en plena lucha por la permanencia, será una prueba de fuego. Pero también una oportunidad para seguir construyendo el camino hacia el título. Si logran mantener la concentración mostrada ante el Dortmund y trasladarla al contexto liguero, pocos equipos podrán frenar al conjunto blaugrana en su camino hacia el campeonato.